martes, 13 de octubre de 2015

LOS DESAFIOS DEL VIAJE

El viaje de las emociones es diferente al viaje de las mercancías. Las ultimas pueden llevarse de una región a otra por diferentes medios de transporte sin que experimenten ningún cambio. Las emociones deben transmitirse desde uno y necesariamente experimentaran cambios. ¿Dónde podría una emoción ser aceptada, asimilada o transmitida sin verse afectada por la situación particular que encuentra y por los patrones de emociones precondicionadas que abriga el receptor final?Imaginemos nuestra vida como un viaje. Somos viajeros en un itinerario que no elegimos iniciar. Nos desarrollamos en un entorno geográfico, cultural, afectivo y social que no escogimos, educados en nuestra infancia por personas que tampoco elegimos.
Somos viajeros que tampoco tenemos claro cual es el objetivo de nuestro viaje, hacia donde nos dirigimos, porqué  nos hallamos viajando. Viajeros que escogimos nuestros caminos guiados a veces por la intuición, por el azar, por la obligación, por las dependencias, por los retos, por la razón, por el atractivo o facilidad del camino, por los compañeros de viaje, por la luminosidad de un paisaje, por los accidentes, por la imposiciones o por los sentimientos. Lo cierto es que nuestro viaje pasa por etapas variadas. A veces es un itinerario fácil otras veces se complica, el camino se hace arduo y nos cansamos, nos encontramos sin fuerzas y necesitamos hacer una pausa.Nos paramos y vemos a otras personas cruzar por delante de nosotros sin detenerse, siguiendo sus  propios caminos, andando a sus propios ritmos vitales. Otras veces no decidimos hacer esta pausa, pero es nuestro cuerpo quien nos obliga a realizarla: la enfermedad nos impone  cambiar nuestro ritmo o detenernos .
En nuestro viaje encontramos diferentes paisajes; distintos momentos emocionales interiores y diferentes etapas vitales que nos toca vivir. Toda la gama de afectos: estados de animo, sentimientos, emociones y pasiones forman parte de la paleta de colores de nuestro paisaje interior. Los paisajes emocionales son variados, individuales e intransferibles aunque narrables de una persona a otra Debemos " sumergirnos" y cargar " nuestra mochila" para encontrar dentro de nuestro viaje las zonas en las que nos movemos con facilidad y fluidez, en las que nos encontramos en armonia.

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